Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1 CORINTIOS 15:58 (RV 1960)
martes, 6 de diciembre de 2016
lunes, 2 de mayo de 2016
lunes, 22 de febrero de 2016
EMPERADORES ROMANOS
Emperadores Romanos
Emperador romano es el término utilizado por los historiadores para referirse a los gobernantes del Imperio romano tras el final de la República romana.
La autoridad legal del Emperador derivaba de una extraordinaria concentración de poderes individuales y cargos pre existente en la República, más que de un nuevo cargo político. Los emperadores continuaban siendo elegidos regularmente como cónsules y como censores, manteniendo la tradición republicana. El emperador ostentaba en realidad los cargos no imperiales de Princeps Senatus (líder del Senado) y Pontifex Maximus (máxima autoridad religiosa del Imperio). El último emperador en ostentar dicho cargo fue Graciano, que en 382 lo cedió a Siricio, convirtiéndose desde entonces el título en un honor añadido al cargo de obispo de Roma.
Primeras dinastías
Los primeros emperadores desde Augusto hasta la muerte de Nerón (27 a. C. - 68) formaron:
la dinastía Julio-Claudia, que tras el periodo del 68 al 69, el año de los 4 emperadores,
la dinastía Flavia con tres emperadores del 69 al 96
la dinastía Antonina, los 5 buenos emperadores, del 96 al 180.
El 180 se inició la dinastía Severa que duró hasta la muerte de Alejandro Severo el 235.
Dinastía Julio-Claudia
La naturaleza del cargo imperial y el Principado fueron establecidos por el heredero de Julio César, Octavio, declarado en el testamento de César como hijo adoptivo de éste. Octavio Augusto nombró más tarde como heredero al hijo del primer matrimonio de su esposa Livia con un joven de la distinguida familia Claudia, dando inicio a la dinastía Julia-Claudia, que terminaría tras la muerte de Nerón, tataranieto de Augusto por parte de su hija Julia y de Livia por parte del hijo de ésta: Tiberio.
De este linaje fue también el emperador Calígula, sucesor de Tiberio, Claudio y Nerón, con cuya muerte finalizó la dinastía Julio-Claudia.
Augusto cesar
Gobernante enérgico y eficaz, Augusto fue el verdadero fundador del Imperio romano, aunque nunca adoptó el título real, sino que mantuvo la ficción republicana. Durante su mandato, el ámbito mediterráneo vivió una etapa de tranquilidad y prosperidad, la denominada Pax romana, auténtica edad dorada de esta civilización
Cayo Octavio, nacido el 23 de septiembre de 63 a. C. en Roma, era hijo de un pretor y de África, sobrina de César, quien impulsó los comienzos de la carrera política del joven Octavio. Recibió la noticia de la muerte del dictador (44 a. C.) mientras completaba su formación en Apolonia. Vuelto a Italia, descubrió que César lo había adoptado y nombrado su principal heredero, y acudió a Roma, donde tuvo que hacer frente a las intrigas de los senadores. Cicerón trató de utilizarlo y Marco Antonio, sucesor político de aquél, de arrebatarle su herencia. Octavio adoptó el nombre de Cayo Julio César Octaviano y, maniobrando hábilmente, logró ganarse la confianza del Senado (convencido por Cicerón> y la estima de los soldados de César; obtuvo así su nombramiento como senador y como cónsul (43) y consiguió expulsar a Marco Antonio de Italia.
No obstante, ese mismo año alcanzó un acuerdo con éste, y con Lépido, otro de los antiguos partidarios de César, para formar un segundo triunvirato de dictadores —el primero fue el constituido por Pompeyo, César y Craso—, repartiéndose el poder. Los triunviros decretaron la divinidad de César, lo que convirtió a Octaviano en hijo de un dios, y se dedicaron a perseguir y eliminar a los enemigos de César, entre ellos Cicerón; Bruto y Casio, los asesinos, fueron derrotados en Filipos (42).
A partir de ese momento, Lépido fue progresivamente alejado del poder y relegado a África, mientras Antonio asentaba su autoridad en Oriente y Octaviano se quedaba con Occidente. Allí tuvo que hacer frente a la rebelión de Sexto Pompeyo (hijo de Pompeyo el Grande), al tiempo que su rivalidad con Antonio se hacía más patente cada día. La presión del ejército obligó a ambos a firmar un nuevo pacto en Brindisi (40>, y Antonio se casó con Octavia, hermana de su rival, a pesar de que SU relación con la reina Cleopatra de Egipto era ya conocida. Octavio, por su parte se casó con la viuda Livia Drusilla, lo que le permitió conseguir apoyos en los círculos más selectos de la nobleza romana.
Poco después cambió el equilibrio de fuerzas. Antonio fracasó en su expedición contra los partos, mientras Marco Agripa, almirante de Octaviano, derrotaba definitivamente a la flota de Sexto Pompeyo en el cabo Nauloco (36).
Lépido trató de enfrentarse a su creciente poder, y fue depuesto como triunviro, aunque conservo el cargo sacerdotal de pontífice máximo. Desde ese momento, Octavio emprendió una cuidadosa campaña de propaganda, presentándose como defensor de las libertades y tradiciones romanas; recibió el cargo de tribuno vitalicio (importante porque le otorgaba influencia sobre la plebe romana) y el título de ¡mperator, que normalmente le concedía a los generales victoriosos. Además, presentó a Antonio, que acaba por divorciarse de Octavia, como un traidor al espíritu de Roma, llegando incluso a mostrar como prueba su testamento, en el que hacía concesiones territoriales a a (33). La ruptura era inevitable, y ambos líderes se prepararon para el inminente enfrentamiento.
En el año 31, la flota de Octavio, mandada por Agripa, venla la de Antonio y Cleopatra en la batalla naval de Accio. Los amantes se suicidaron al año siguiente, cuando las tropas de su enemigo entraron en Egipto. El vencedor ejecutó también a Cesarión, el hijo de César y Cleopatra, y se adueñó del país. Gracias al tesoro egipcio pudo pagar a su ejército y convertirse en el nuevo amo de todo el mundo grecorromano.
El principado
A partir de ese momento se dedicó a organizar con una paciencia y una habilidad extraordinarias el nuevo régimen. Licenció a la mitad de las legiones, repartiendo al resto en las provincias fronterizas, que mantuvo bajo su control, mientras los territorios pacificados eran cedidos a la autoridad del Senado, institución que quedó reducida a 600 miembros y de la que se hizo nombrar presidente (princeps Senatum).
A pesar de que retuvo el poder efectivo en sus manos, su prudencia y la experiencia de las guerras civiles le hicieron mantener la apariencia de un régimen republicano. Entre 31 y 23 a. C. basó su autoridad en su designación interrumpida Como cónsul, y en 27 se hizo nombrar gobernador por diez años de Hispania, Galia y Siria, donde se acantonaba la mayor parte del ejército. Añadió también a su nombre el de «Augusto», dotado de un halo religioso y sobrehumano, que se completó cuando asumió el pontificado máximo tras la muerte de Lépido (12 a. C.).
Se preocupó por establecer el orden en las provincias, e incluso dirigió temporalmente la guerra contra los cántabros (27-19) y contra las tribus alpinas (26-14), al tiempo que convertía Mauritania en un reino aliado. En 23, su crónica mala salud hizo temer por su vida. Abandonó entonces el mecanismo de los consulados sucesivos, recibiendo el imperium proconsular con carácter vitalicio, al que asoció a su colaborador Agripa.
Éste fue el encargado de dirigir las impresionantes obras públicas y monumentales de Roma, que contribuyeron a su gloria tanto como los elogios de los grandes escritores de la época, Horacio, Tito Livio y Virgilio, ganados para SU Causa por su amigo Mecenas, conocido protector de artistas.
La búsqueda de un sucesor
El año 23 moría el sobrino de Augusto, Marcelo, casado con su hija Julia y previsto como su sucesor; dos años después Agripa ocupaba su puesto, tanto como esposo de julia como en el terreno político. Mientras, Augusto aumentaba su prestigio al alcanzar la paz con los partos (20), al tiempo que Agripa completaba el sometimiento de Hispania (19). Por esa época, Augusto se embarcó en un esfuerzo por restaurar los valores de la antigua sociedad romana en la institución familiar, la moral y la religión.
También trató de asegurar la continuidad de su obra, y dado que no tenía descendencia masculina, adoptó a los hijos de Agripa, Cayo y Lucio, y otorgó importantes cargos a sus hijastros Druso y Tiberio —hijos del primer matrimonio de su mujer Livia—, que quedaron encargados de dirigir al ejército en la anexión de los territorioS al norte de los Alpes.
En esta misma época incrementó el número de sus auxiliares en las tareas administrativas, principalmente procedentes de la clase media de los caballeros, germen del futuro aparato burocrático romano. Se reorganizó el sistema monetario y aumentó la efectividad del fiscal, lo que se tradujo en una hacienda fuerte y constituyó una favorable influencia en el comercio, alentado también por la paz generalizada y la mejora de las comunicaciones.
El año 12 a. C., el mismo en que Augusto adoptó la máxima dignidad sacerdotal, Agripa murió, obligando al princeps a apoyarse aún más en sus hijastros Druso Y Tiberio, y casando a la fuerza a este último con su hija Julia, nuevamente viuda. Druso fue enviado a conquistar Germania, donde murió en 9 a. C., mientras su hermano sometía Panonia (actual Hungría). Mecenas falleció al año siguiente, hecho que aumentó la soledad de Augusto. Investido con el título de «padre de la patria», introdujo a sus nietos Cavo y Lucio en la vida pública lo que nrovocó el resentimiento Y tiro de Tiberio.
La prematura muerte de ambos jóvenes, sin embargo, hizo que volviera a la actividad política y fuera adoptado por Augusto, al tiempo que él taba a su sobrino Germánico, convirtiéndose en la mano derecha y en sucesor viejo gobernante (4 d. C.). Tiberio y Germánico fueron enviados a completar la conquista de Germania, pero la rebelión desatada en Panonia e Iliria forzó su retorno -tardarían tres años en sofocarla. El caudillo germano Hermann aprovechó esta circunstancia para unir a varias tribus y asestar un terrible golpe a la presencia romana en Germania. Augusto frenó el avance en el territorio y Tiberio y Germánico fueron encargados de asegurar la frontera del Rhin.
En los últimos años de Augusto su actividad administrativa prosiguió, especial-te en Roma, donde organizó una brigada urbana de extinción de incendios, con iones policiales, y convirtió el cargo de prefecto de la ciudad en una magistratura permanente. También creó una tesorería militar para poder pagar las licencias de veteranos, y en las provincias, se anexionó Judea (6 d. C.) tras la muerte de su antiguo aliado, Herodes el Grande.
En el año 13 se renovaron sus cargos por una década, y Tiberio fue equiparado él en todos los ámbitos. Ese mismo año depositó su testamento y su autobiografía (Res Gestae DIvii Augustíi) en el templo de las vestales. Tras su fallecimiento, un año más tarde, fue divinizado por el Senado.
Los sucesores de Augusto no demostraron ser especialmente dotados, lo que evidenciaba las debilidades de un sistema dinástico hereditario. Tiberio, Calígula y Nerón fueron especialmente despóticos e incluso se dejaron llevar por excesos de locura que pusieron a prueba la fortaleza del sistema consolidado bajo la sabia administración de Octavio
Tiberio Julio César (14-37 d. C.)
Este nombre es adoptado por este emperador antes de que ejerza el poder como tal. A su vez, su nombre es reconocido por haber ejercido el poder en la época en que Jesús de Nazareth fue ejecutado en la cruz.
Se caracteriza por ser el primer Emperador de principio a fin, a diferencia de su padrino Octavio Augusto, que había empezado su mandato bajo el Principado –un régimen-puente entre la República Romana y el Imperio.
Reinado de Tiberio.
A la muerte de Augusto, le sucedió Tibero hijo de Livia, su segunda mujer, y que se había ya distinguido combatiendo en las orillas del Rhin y del Danubio contra los bárbaros. Imitando la conducta de su antecesor, aparentó que sólo aceptaba el Imperio por obedecer al pueblo y al senado.
A la noticia de la muerte de Augusto se sublevaron las legiones del Danubio, que fácilmente fueron sometidas por Druso, hijo del emperador. Igualmente se insurreccionaron las de Germania, que intentaron proclamar emperador a su jefe Germánico.
Este hombre valiente y generoso se opuso a sus pretensiones hasta con peligro de su vida, y penetró al frente de aquel ejército en Germania para vengar el desastre de Varo, consiguiendo dar honrosa sepultura a los huesos de los que perecieron en tan funesta jornada, derrotar los Queruscos y otros pueblos enemigos del nombre romano, venciendo a Herman o Arminio en la sangrienta batalla de Idistaviso, sacrificando a todos los germanos que cayeron en su poder. Poco después Tiberio, envidioso de los triunfos de Germánico, le llamó a Roma, para encargarle los asuntos de la parte oriental del Imperio, donde murió envenenado por Pison gobernador de Siria.
. Política astuta y cruel de Tiberio.
En los primeros nueve años de su reinado, Tiberio procuró seguir las huellas de la política de Augusto, halagando al senado y al pueblo, administrando con rectitud y justicia las provincias, y perdonando hasta a sus mismos enemigos.
Pero al mismo tiempo abolió los comicios, confiriendo el derecho de nombrar los magistrados al senado, que vino a quedar como un cuerpo consultivo; y puso en vigor las acusaciones de lesa majestad, y favoreció las delaciones, como medio el más fácil de deshacerse de todos sus enemigos.
Entre los cortesanos aduladores de Tiberio se encontraba Elio Sejano, a quien confió el gobierno del Imperio y el mando de las legiones; este hombre funesto se convirtió en instrumento ciego de las crueldades del emperador; y con el propósito de sucederle en el trono, consiguió desembarazarse de cuantos podían estorbarle en su camino, haciendo que Druso hijo de Tiberio fuese envenenado por su misma esposa, y desterrando a los hijos de Germánico, y a su viuda Agripina, que murió de hambre en la isla Pandataria.
Por estos medios llegó Sejano a ser el dueño de Roma, mientras que Tiberio retirado en la isla de Tiberio se entrega a todo el desenfreno de los vicios y de la corrupción.
Pero la mal disimulada ambición del favorito, llegó bien pronto a conocimiento del emperador; quien dió secretamente orden al senado de quitarle la vida, pereciendo con todos sus partidarios a manos del populacho, que arrojó su cadáver al Tíber.
Con la muerte de Sejano se aumentaron las sospechas, las inquietudes y crueldades de Tiberio. En su retiro de Caprea, pasa los últimos años de su vida ordenando el saqueo de las provincias, el despojo de los bienes a los ricos, y condenando a muerte a un gran número de personas, recreándose en los tormentos de sus victimas.
Aborrecido por el senado y por el pueblo, por el ejército y por las provincias, fue ahogado en su propio lecho por su favorito Macron, por sugestiones de Calígula que había de sucederle.
Calígula (37 - 41 d. C.)
Su nombre real era Cayo Julio César Germánico Calígula asume el poder el 13 de marzo del año 37.
El testamento de Tiberio le dejaba el poder junto al nieto de este, Tiberio Gemelo. Con la ayuda del prefecto del pretorio, Nieve Sutor Macre, este anuló el testamento y se declaró emperador.
Calígula había estado junto a Tiberio en su estancia en Capri y se había congraciado con él. El 28 de marzo, hacía una entrada triunfal en Roma, debido a que el recuerdo de su padre, el gran general Germánico, unido a la alegría por la muerte de Tiberio y la sed de juventud, hacía augurar buenos tiempos.
Los primeros 6 meses fueron bastante prometedores. Calígula repartió una serie de recompensas monetarias a los pretorianos, a las tropas urbanas y a las fronterizas. Absolvió a todos los condenados y exiliados del régimen de Tiberio y los alentó a volver a Roma. Pero, después de 6 meses de reinado, cae gravemente enfermo y cambia radicalmente su forma de gobernar, aunque no se conoce qué enfermedad padeció. Sin embargo, Calígula continuó con sus buenos actos, publicando sus gastos personales y reformando profundamente las políticas económicas del Imperio.
No obstante, ordenó una serie de asesinatos sin juicio, incluyendo Macre, que lo elevó al trono. Entre 38 y 39 se desencadenó una grave crisis económica debido a la quiebra del emperador, quien había vaciado las arcas imperiales en numerosos juegos, banquetes, recompensas monetarias y en la construcción de obras públicas.
Comenzó a multar e incluso a asesinar a muchos senadores y caballeros romanos para arrebatarles su patrimonio y así resolver su maltrecha situación. Asimismo, gravó con impuestos bodas, prostíbulos y juicios. Además, comenzó a cantar públicamente en los actos del circo ante el pueblo, rebajando su dignidad. Tergiversó muchos testamentos para recibir los bienes que se establecían.
Los centuriones devolvieron sus propiedades recibidas en saqueos, y algunos funcionarios públicos fueron multados por corrupción e incompetencia. Se desató una enorme hambruna que asoló el Imperio, debido, según muchos historiadores, al mismo Calígula y sus mandatos.
Ø En obras públicas, reconstruyó los puertos de Regium y Sicilia, y terminó el Teatro Pompeyo y el Templo de Augusto. Se construyeron los canales de Aqua Claudia y Anio Novus. Con el ascenso de Calígula, el Senado perdió el poder adquirido con Tiberio, lo que agravó sus relaciones.
Ø Ejecutó y humilló a numerosos senadores sin ningún motivo. En el plano militar, Calígula conquistó Mauritania y preparó una invasión a Britania.
Ø Desde el año 40, Calígula comenzó a aparecer en público caracterizado como dios o semidiós.
Ø Así, construyó 3 templos en su propio honor y comenzó a reemplazar a los dioses romanos por su propia imagen. En su vida privada, Calígula fue un verdadero maníaco sexual, embarazó y prostituyó a sus hermanas, e incluso se dice que quiso que Incitato, su caballo, fuera cónsul y sacerdote
Finalmente fue asesinado el 24 de enero del año 41 por Casio Querea, apoyado por el Senado después de un año de homicidios por parte del demente emperador. Obviamente puede que sus actos cometidos fueran gravemente exagerados por los cronistas de la época En su niñez acompaño a su padre en sus campañas Y como los soldados del padre lo apreciaban le apodaron Calígula algo así como (Botita) por que él usaba botas militares.
Claudio (41-54 d. C.)
Claudio era el tío de Calígula e hijo de Antonia la Menor y Nerón Claudio Druso. Los días posteriores a la muerte de Calígula, fue proclamado emperador por la Guardia Pretoriana, frustrando los planes de Casio Querea de asesinar a toda la familia imperial y restaurar la República.
Había estado alejado de la política debido a que padecía de cojera, tartamudez, numerosas enfermedades respiratorias, y un carácter tímido. Sólo fue cuando Calígula lo nombró cónsul y senador que asumió un poco de protagonismo. Su nombramiento, el 24 de agosto del 41, se realizó con la aprobación del Senado. Este había sido nombrado porque se le creyó un sujeto fácilmente manipulable.
Claudio demostró ser uno de los emperadores más grandes de la historia romana, siendo un hábil juez, excelente legislador, un genio militar, y una persona autoritaria, pero también piadosa, humilde y amable.
La expansión militar fue notable, anexando Tracia, Nórica, Licia, Panfilia y Judea. El año 43, Claudio envió al general Aulo Plauco, junto a 4 legiones, a preparar la invasión de Britania, que constituiría el mayor éxito militar de Claudio.
Finalmente, la victoria romana fue celebrada en el 44.
Ø En obras públicas, terminó los acueductos o canales de Aqua Claudia y Anio Novus. Construyó el puerto de Ostia, facilitando el transporte de suministros a Roma. En materia judicial, llegó a juzgar numerosos pleitos.
Ø Comenzó a invitar a la aristocracia de otros pueblos, bárbaros incluidos, a venir a Roma e incluso nombró a algunos senadores.
Ø Llegó a decretar 20 edictos por día.
Ø Favoreció los derechos de los esclavos en detrimento de sus amos, prohibiendo la eutanasia por parte de estos hacia sus esclavos.
Ø Con el Senado, se mostró humilde, negándose a ocupar su trono en medio de la sala y sentándose con el resto de los senadores.
Ø les concedió el control de antiguas provincias imperiales, les permitió acuñar sus propias monedas e incluso rechazó todos los títulos que merecía por ganárselos cuando fuera el momento.
Ø Formó un Senado más eficiente y representativo. Sin embargo, muchos senadores intentaron derribarlo, generando una dura respuesta de Claudio, que ejecuta a muchos sediciosos.
Ø Concedió un lugar especial a los libertos, dándoles una amplia plataforma de acción en los órganos burocráticos.
El 38, se casó con Valeria Mesalina. Durante su matrimonio, se conocieron numerosos escándalos de Mesalina, que era libertina en exceso. Sin embargo, el escándalo que la llevaría a la muerte fue cuando se casó con Cayo Silio públicamente en Roma, el 48. Para evitar la humillación, la envió a ejecutar.
Se casó, por cuarta vez, siendo esta vez la elegida Agripina la Menor, el 49.
El 13 de octubre de 54, muere, según muchos, envenenado por su esposa, Agripina.
Juicio sobre los emperadores de casa de Augusto. — El Imperio reunió en un solo hombre todos los poderes del Estado, haciendo depender la felicidad general de los talentos y de la conducta de los emperadores. Así se vio florecer el Imperio bajo el gobierno hábil y paternal de Augusto, y decaer notablemente cuando príncipes incapaces y perversos vinieron a ocupar el trono.
Es digno de llamarla atención el hecho de que, comenzando su gobierno como buenos y honrados los emperadores de la familia de Augusto, todos ellos concluyen tiranizando al pueblo, y sumiéndose cada vez más en la crueldad y en la corrupción.
La constancia de este hecho, en medio de la diversidad de caracteres de esos emperadores, prueba que su causa debe atribuirse más que a las personas, al estado de la sociedad. En primer lugar tenemos el engreimiento natural de los monarcas, cuando los pueblos perdiendo su sentido moral, se convierten en aduladores de sus actos, hasta de los mas criminales; la corrupción de costumbres que a la sazón dominaba en Roma, principalmente entre las clases superiores y ricas, y mas todavía en la familia imperial; la extensión que alcanzaron los espectáculos sanguinarios del circo, constituyendo la más grata diversión de la juventud romana, que perdía en ellos la dulzura, delicadeza y humanidad de sentimientos.
Todas estas causas reunidas hacían de los romanos en general, y de los emperadores mas especialmente, hombres igualmente dispuestos al bien y al mal, pasando del uno al otro sin violencia y de un modo casi natural, permaneciendo indiferente y casi impasible el pueblo ante sus crueldades, y violando ellos las leyes divinas y humanas, sin que jamás pueda notarse señal alguna de arrepentimiento.
En esta disposición general de los espíritus en aquella época, sólo faltaba un estimulo, un motivo o causa ocasional, para que los emperadores mas benévolos y humanitarios, cayeran en el extremo opuesto de la crueldad y corrupción. Y ese motivo existía en la necesidad Imperiosa de dinero que tenían los emperadores, no sólo para satisfacer sus caprichos o sus locuras, sino para alimentar y divertir al pueblo y al ejército, que en número de seis millones de personas, exentas de todo tributo, pesaban constantemente sobre el jefe del Estado. Y como éste no podía imponer nuevas contribuciones, con que atender a tan perentoria necesidad, acudía como supremo recurso al despojo, y a la confiscación de los bienes de los particulares, inaugurando de este modo la carrera de sus crímenes y la larga serie de sus violencias y crueldades. Sólo el gobierno arreglado y económico de Augusto pudo salvar estos peligros y dificultades menos discretos sus sucesores, no pudieron evitarlos.
Desde esta época, por la decadencia del senado y de la nobleza, y por la miseria del pueblo, la fuerza y el poder de Roma reside en el ejército, en el cual se apoyan los sucesores da Augusto para ocupar el trono; arrogándose después el derecho de elegir el monarca, naciendo de aquí la larga serie de guerras civiles que, con ligeros intervalos, ensangrentaron todo el imperio.
Añadiremos, sin embargo, que los males sociales que acabamos de señalar, como causas de la corrupción del imperio en tiempo de los sucesores de Augusto, sólo afectaban a Roma, pero sin trascender las provincias. Estas gozaban de los beneficios de la paz, y aumentaban cada día su prosperidad y su bienestar: las escasas comunicaciones que mantenían con Roma las libraron por algún tiempo de las desgracias y calamidades de la gran ciudad.
Nerón (54-68 d. C.)
Nerón asumió el trono tras la muerte de su padrastro, Claudio, gracias a las conjuras de su madre, Agripina la Menor, esposa del difunto emperador, en vez del propio hijo de Claudio, Británico, quien tenía más derecho al trono que Nerón, que era hijo de Ahenobarbo.
Tras asumir el trono, el 13 de octubre, fue realmente su madre quien tomó el poder, mientras que Nerón tomaba las decisiones nominalmente.
Los 5 primeros años de su gobierno fueron moderados, debido en gran parte a la influencia que en él ejercían el filósofo y su tutor personal, Séneca, y el prefecto de la Guardia Pretoriana, Sexto Afranio Burro.
Entre sus medidas estuvo intentar frenar la corrupción que se había instalado en el Senado. Sin embargo, pronto quiso tomar las riendas del poder con sus propias medidas, y fue arrebatando a su madre la influencia.
Agripina, enojada, intentó conspirar contra Nerón, intentando, ahora, derribar su hijo y suplantarlo por Británico. Sin embargo, Nerón, adelantándose a su madre, mandó envenenar en un banquete a Británico, acabando con el único sucesor posible, cuando éste había cumplido 14 años, el 12 de febrero de 55.
Fue en ese entonces, cuando Nerón expulsó a Agripina del Palatino, la residencia imperial. Durante este tiempo, aburrido de su matrimonio con Octavia, hija de Claudio, inició un famoso romance con una de sus libertas, Claudia Actea.
Tras la expulsión de su madre, su autonomía aumentó y comenzó a imponer su voluntad, reduciendo el papel de Burro y Séneca a moderadores.
El 58, inició un romance con Popea Sabina, esposa del general Marco Salvio Otón. En el 59, queriendo librarse de su madre, la mandó asesinar, consiguiéndolo al tercer intento. Con ello, comenzó a bajar su popularidad.
El 62, muere Burro y Séneca es acusado de corrupción, de manera que se retira de la vida pública. Después de esto, el mismo año, se divorcia y destierra a Octavia y se casa con Popea. Elige a Cayo Tigelino como prefecto del Pretorio, siendo un hábil secuaz y maléfico alentador de los planes malvados de Nerón.
El 64, se produjo el famoso incendio de Roma, que destruiría por completo la ciudad. Muchos testigos aseguraron que vieron pretorianos prendiendo fuego en distintos puntos de la ciudad, y la creencia de que Nerón cantó un poema viendo el incendio de Roma, emulando el de Troya, hace levantar muchas dudas sobre el auténtico responsable del desastre.
Nerón, tratando de liberarse de la inquina pública, culpó a los cristianos, que ya eran una comunidad numerosa en Roma, e inició una feroz persecución contra ellos.
Las sospechas fueron confirmadas cuando comenzó una serie de remodelaciones en el Palatino, con un coste de más de 100 millones de sestercios, tras el incendio.
El 65 fue descubierta una conjura del senador Cayo Calpurnio Pisón para derribarlo, por su exceso de poder y por su tiranía. Tras ser ejecutados muchos patricios, Séneca se suicidó después admiten que había escuchado de la conspiración. En esta época, muere Popea, asesinada accidentalmente por Nerón después de darle una patada en el vientre, estando ella embarazada.
El arrepentimiento de Nerón se ve en su búsqueda infructuosa de un amante que la reemplazara, llegando a buscar homosexuales y travestis.
Nerón se vuelve famoso por su afición a la actuación, la poesía y el canto, indignando a la aristocracia romana con sus actuaciones públicas tanto en Roma como en otras partes del Imperio. Un año antes, el 66, había estallado en Judea una poderosa revuelta aplastada oportunamente por el general Tito Flavio Vespasiano.
El 60, la reina bárbara Boudica se había sublevado contra el Imperio, siendo sofocada la revuelta. Entre el 67 y el 68, el gobernador de la Galia Lugdunensis, Cayo Julio Vindex, sublevó a sus tropas contra Nerón. Lucio Vergina Rufo, gobernador de la Germania Superior, le derrotó, debiendo suicidarse.
En junio del 68, el gobernador de la Hispania Tarraconense, Servio Sulpicio Galba, se sublevó y el Senado lo declaró emperador, declarando al mismo tiempo a Nerón enemigo de Roma.
Nerón huyó y se suicidó el 9 de junio del 68.
Galba
Servio Sulpicio Galba (Latín: Lucius Livius Ocella Servius Sulpicius Galba; Terracina, 24 de diciembre de 3 a. C. - Roma, 15 de enero de 69) fue emperador del Imperio romano desde el 8 de junio de 68 hasta su muerte.
Su abuelo paterno, un político modesto al que Suetonio dedica un extracto de su obra, predijo su ascenso al poder. Su padre era el cónsul Servio Sulpicio Galba, hombre de físico poco agradable, mediocre oratoria y astucia legislativa. Su madre era Mummia Acaica, nieta del orador Catulo y bisnieta del militar Lucio Mummio Achaico.
Fruto del primer matrimonio de su padre nació una niña llamada Servia y un niño llamado Cayo, que huyó a Roma tras malgastar su fortuna; posteriormente se suicidaría a consecuencia de la negativa del emperador Tiberio a asignarle una de las provincias anuales.
Tras su matrimonio con Achaica, su padre se casó con Livia Ocelina, quien le adoptó. En agradecimiento, el futuro emperador adoptó sus nombres pasando a llamarse Lucio Livio Ocela; sólo renunciaría a los mismos tras su ascenso al trono.
A pesar de que procedía de una familia noble y de gran fortuna, no estaba relacionado por adopción o nacimiento con los seis primeros césares, los miembros de la dinastía Julio-Claudia, que aún lo llevaban como sobrenombre por derecho propio, más que como título, aunque si esposa era bisnieta del triunviro Lépido, cuya esposa era hermanastra de Bruto, el asesino de César, quien se casó con la hija de Catón el Joven, Porcia Catonis, tatarabuela del emperador Nerón. Cuando observaron su precocidad, tanto César Augusto como Tiberio le auguraron que encontraría su lugar en la cima del Imperio.
Fue el primero de los cuatro emperadores que ocuparon el trono de Roma durante el año 69, el conocido como año de los cuatro emperadores.
Tuvo una brillante carrera política, alcanzando el consulado en 33, siendo con posterioridad gobernador de Germania y procónsul de África (45-6).
En 60 pasó a gobernar la Tarraconense, donde inició la rebelión contra Nerón incitado por Cayo Julio Vindex. Proclamado emperador, marchó sobre Roma con el apoyo de Otón, obteniendo el reconocimiento tanto del Senado como de los pretorianos.
Sin embargo, pronto perdió sus apoyos debido a su política de austeridad. Otón, desilusionado por no haber sido nombrado su sucesor, organizó un complot contra el emperador. Tras unos escasos siete meses de gobierno, Galba fue asesinado en el Foro, dejando el Imperio sumido en la guerra civil.
Galba concedió a la ciudad de Clunia el rango de colonia romana y el epíteto de Sulpicia, ya que fue proclamado emperador en ella. También fue el responsable de la creación de la Legio VII Galbiana, que sería durante siglos la única legión romana acantonada en la Península Ibérica.Tomó muchas decisiones políticas que resultaron un completo desastre, la adopción del senador Lucio Calpurnio Pisón, para intentar subir su popularidad, provocó que el general Marco Salvio Otón se sublevara contra él a principios del 69.
Así, fue asesinado en una emboscada el 15 de enero en el Foro, y sus enemigos en la capital declararon a Otón como emperador.
Otón
Marco Salvio Otón, llamado en ocasiones Marco Otón César Augusto y más comúnmente conocido como Otón (Ferentinum, 25 de abril de 32 - Bedriacum, de abril de 69), fue emperador del Imperio romano durante tres meses, desde el 15 de enero al 16 de abril de 69.
Tras la muerte de Servio Sulpicio Galba, se convirtió en el segundo en ascender al trono durante el año de los cuatro emperadores.
Era hijo de Lucio Otón, cuya madre pertenecía al patriciado y estaba relacionada con las familias más influyentes de la capital. Su padre gozó del favor del emperador Tiberio, al que se parecía mucho físicamente; desempeñó con rigidez diversos cargos dentro de la administración imperial.
El futuro emperador descendía de una noble y antigua familia establecida en Ferentinum aunque de origen etrusco; sus antepasados eran los príncipes de Etruria.
Su abuelo, llamado Marco Salvio Otón, era un pretor que descendía de un caballero romano y de una mujer de origen humilde, probablemente sin ciudadanía, que fue promovido al orden senatorial merced a la influencia de Livia. Contrajo matrimonio con Terencia Albia; fruto de este matrimonio nacieron dos hijos, Ticiano y Marco, y una hija, prometida al hijo de Germánico.
A su adhesión al trono aceptó añadir el título de Nerón a su nombre; este título le había sido conferido por la plebe merced a su parecido con este emperador y a su afeminamiento.
Se volvieron a levantar las estatuas de Nerón y se finalizaron ciertos de los proyectos urbanísticos impulsados durante su reinado, como la Domus Aurea. Paralelamente se anunció una administración liberal, moderada y respetable, calmando así los recelos de los ciudadanos más respetables.
Otón fue reconocido como emperador por el Senado el mismo día de la muerte de Galba. El nuevo emperador fue recibido con alivio. A pesar de su ambición y codicia, a Otón no se le conocía que fuera tiránico ni cruel, por lo que se esperaba que fuera un emperador justo. Pero existía el problema de Vitelio, que llevaba días marchando hacia Italia desde la Germania.
Vitelio poseía el mando de las mejores legiones del Imperio, compuestas por veteranos de las guerras germánicas, como la I Germánica y la XXI Rapax. Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder. Otón no tenía intenciones de iniciar otra guerra civil y envió mensajeros para proponer una paz e invitar a Vitelio a ser su hijo adoptivo. Sin embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de Vitelio golpeó Italia con una serie de victorias menores. Otón fue finalmente derrotado en la batalla de Bedriacum.
En vez de huir e intentar un contra ataque, Otón decidió poner fin al caos suicidándose.
Juicio sobre el reinado de estos tres emperadores. —
En el corto tiempo de poco mas de un año que reinaron Galba, Otón y Vitelio, el Imperio que hasta aquí había tenido un carácter casi aristocrático por pertenecer los emperadores á las familias mas distinguidas de Roma, comienza ya á comunicarse á las clases menos elevadas, y hasta á las provincias, como sucedió con Vespasiano, que no era romano, y como sucederá después con los Antoninos de origen español.
Esto procedía de que las antiguas familias habían llegado á extinguirse en las guerras y proscripciones, y por la tiranía de los emperadores.
Por otra parte, los últimos emperadores para atraer á su causa los partidarios que necesitaban, extendieron el derecho de ciudad á muchos pueblos. Así se iba cumpliendo la misión de Roma, de comunicar á los otros pueblos, todos los elementos de vida y civilización, antes concentrados en la gran ciudad.
La dinastía Flavia (69-96 d. C.)
A lo largo del año 69, Nerón fue sucedido por una serie de usurpadores, dándose en llamar a éste el año de los cuatro emperadores. El último de ellos, Vespasiano, estableció la dinastía Flavia, cuyo último Emperador, Domiciano, fue a su vez sucedido por Nerva.
Nerva, anciano y no tuvo hijos, adoptó a Trajano, ajeno a su familia, y le nombró su heredero.
Esta dinastía de los emperadores sobresalió en el aspecto de la administración y la construcción. Mantuvieron protegidas las fronteras mediante campamentos militares y otorgaron derechos de ciudadanía romana a los habitantes de las provincias del imperio
v Vespasiano (69-79 d. C.)
(Tito Flavio Vespasiano; Falacrinae, actual Italia, 9-Cutilia, id., 79)
Pretor en tiempo de Calígula y militar brillante en Britania durante el reinado de Claudio, su humilde origen hizo que no fuese objeto de represalias por parte de Nerón, quien no veía en él amenaza alguna.
A la muerte de éste, en el 68, Vespasiano se encontraba en Palestina, reprimiendo una revuelta de los judíos, y fue proclamado emperador por el ejército de Oriente.
Dejó entonces parte de su ejército en Judea para que continuara el asedio de Jerusalén, al mando de su hijo Tito, mientras él se apoderaba rápidamente de Egipto, base de abastecimiento de cereales de Roma, con lo cual puso al emperador Vitelio en una situación muy delicada.
El 20 de diciembre, Vitelio fue derrotado y al día siguiente Vespasiano fue proclamado emperador por el Senado
Tras la derrota y muerte de Vitelio durante el asalto de Roma por parte de las legiones del Danubio, que se habían puesto del lado de Vespasiano, éste logró ceñirse la corona imperial sin oposición. Como emperador, trató de sanear el gobierno y las finanzas públicas (llegó a gravar con impuestos los urinarios públicos), al tiempo que intentaba aparecer como el restaurador de las antiguas tradiciones.
Con el ascenso de Vespasiano y de la dinastía Flavia, se produjo una transformación en la sociedad romana que significó un aumento de la influencia de los itálicos, pues el propio emperador era de origen sabino y de clase ecuestre. Concedió el derecho de ciudadanía a muchas ciudades (Hispania recibió el ius Latii, «derecho latino»), como una manera de mejorar la percepción de tributos y consolidar internamente el imperio. Asociado con su hijo Tito, que recibió el poder tribunicio y el mando proconsular, intentó establecer en el Imperio Romano el principio de monarquía hereditaria.
Durante su gobierno se reprimió una gran sublevación de los bátavos y los lingones, y se prosiguió la conquista de Britania por Cneo Julio Agrícola. Reparó las ruinas de Roma, construyó el templo del Capitolio e inició la construcción del Coliseo de Roma. De acuerdo con sus deseos, le sucedió su hijo Tito.
. Tras su muerte, el 23 de junio de 79, fue sucedido en el trono por su hijo mayor Tito
Tito (79-81 d.C.)
Tito Flavio Sabino Vespasiano, comúnmente conocido con el nombre de Tito (30 de diciembre de 39 - 13 de septiembre de 81) fue emperador del Imperio romano desde el año 79 hasta su muerte, en 81.
Fue el segundo emperador de la dinastía Flavia, dinastía romana que gobernó el Imperio entre los años 69 y 96; dicha estirpe integró los reinados de su padre, Vespasiano (69 - 79), el suyo propio (79 - 81) y el de su hermano, Domiciano (81 - 96).
Tito , antes de ser proclamado emperador alcanzó renombre como comandante militar al servir a las órdenes de su padre en Judea durante el conflicto conocido como la Primera Guerra Judeo-Romana (67 - 70). Esta campaña sufrió una breve pausa después de la muerte del emperador Neron (9 de junio de 68), cuando su padre fue proclamado emperador por sus tropas (21 de diciembre de 69). En este punto, Vespasiano inició su participación en el conflicto civil que asoló el Imperio durante el año de su nombramiento como emperador, conocido como el año de los cuatro emperadores.
Tras este nombramiento recayó sobre Tito la responsabilidad de acabar con los judíos sediciosos, tarea que realizó de forma satisfactoria tras sitiar y destruir Jerusalen (70), el templo fue destruido en el incendio. Su victoria fue recompensada con un triunfo y conmemorada con la construcción del Arco de Tito.
Bajo el reinado de su padre, Tito recogió recelos entre los ciudadanos de Roma debido a su servicio como prefecto del cuerpo de guardaespaldas del emperador, conocido como la Guardia Pretoriana, y también causa de su intolerable relación con la reina Berenice de Cilicia.
A pesar de estas faltas a la moral romana, Tito gobernó con gran popularidad después de la muerte de Vespasiano el 23 de junio de 79 d. C. y es considerado como un buen emperador por Suetonio y otros historiadores contemporáneos.
Ø Lo más importante de su reinado fue su programa de construcción de edificios públicos en Roma (Tito finalizó el anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo).
Ø La enorme popularidad de Tito también se debió a su gran generosidad con las víctimas de los desastres que sufrió el Imperio durante su breve reinado, la erupción del Vesubio en 79 d. C. y el incendio de Roma el 80 d. C.
Ø Tras dos años en el cargo, Tito murió a causa de unas fiebres, el 13 de septiembre del 81 d. C.
Ø La gran popularidad de Tito hizo que el Senado lo proclamara como dios. Tito fue sucedido por su hermano menor, Domiciano.
Domiciano (81-96 d.C.)
Tito Flavio Domiciano (Roma, 24 de octubre del 51 – 18 de septiembre de 96), comúnmente conocido como Domiciano, fue emperador del Imperio romano desde el 14 de octubre de 81 hasta su muerte el 18 de septiembre de 96. Fue el último emperador de la Dinastía Flavia, la cual reinó sobre el Imperio romano desde el año 69 hasta el año 96 y abarcó los reinados de su padre, Tito Flavio Vespasiano (69–79), de su hermano mayor Tito (79–81) y finalmente el suyo propio (81–96).
Su juventud y los inicios de su carrera transcurrieron a la sombra de su hermano Tito, que alcanzó considerable renombre militar durante las campañas en Germania y Judea de los años 60. Dicha situación se mantuvo durante el reinado de su padre Vespasiano, coronado emperador el 21 de diciembre de 69, tras un largo año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro Emperadores. Al tiempo que su hermano gozó de poderes semejantes a los de su padre, él fue recompensado con honores nominales que no implicaban responsabilidad alguna. A la muerte de su padre el 23 de junio de 79, Tito le sucedió pacíficamente, pero su corto reinado finalizó abrupta e inesperadamente a su muerte por enfermedad, acaecida el 13 de septiembre de 81. Al día siguiente Domiciano fue proclamado emperador por la Guardia Pretoriana; su reinado, que duraría quince años, sería el más largo desde el de Tiberio.
Las fuentes clásicas le describen como un tirano cruel y paranoico, ubicándole entre los emperadores más odiados al comparar su vileza con las de Calígula o Nerón. No obstante, la mayor parte de las afirmaciones acerca de él tienen su origen en escritores que le fueron abiertamente hostiles: Tácito, Plinio el Joven y Suetonio. Dichos hombres exageraron la crueldad del monarca al efectuar adversas comparaciones con los Cinco Buenos Emperadores que le sucedieron. A consecuencia de todo ello, la historiografía moderna rechaza la mayor parte de la información que contienen las obras de estos escritores al considerarles poco objetivos.Se le describe como un autócrata despiadado pero eficiente, cuyos programas pacíficos, culturales y económicos fueron precursores del próspero siglo II, en comparación con el turbulento crepúsculo del siglo I. Su muerte marcó el final de la Dinastía Flavia, a la cual seguiría la Dinastía Ulpio-Aelia, que comenzaría con el nombramiento de Nerva.
Juicio sobre los emperadores Flavios. —
Desde que el imperio pertenece a un solo hombre, y éste es dueño de las vidas y haciendas de sus súbditos, la felicidad o la desgracia de tantos hombres y pueblos, está pendiente de las condiciones del emperador. Así pueden notarse las alternativas y cambios casi repentinos entre la prosperidad y la decadencia, la gloria y el rebajamiento, la humanidad y la crueldad, según las circunstancias personales del que regia los destinos de Roma.
Vespasiano, con sus altas dotes de gobierno, con su actividad y rectas intenciones, hace florecer el imperio Tito, con su natural bondadoso, y la humanidad de sus sentimientos, hace las delicias del género humano pelo Domiciano, cruel y sanguinario, hace renacer los calamitosos tiempos de Calígula y de Nerón siendo perdidos, durante su reinado, los nobles y generosos esfuerzos para labrar la felicidad del imperio, llevados a cabo por su padre y por su hermano.
Por otra parte, en la época de Domiciano se inaugura una política calamitosa para Roma en sus relaciones con los bárbaros. Tal fue el comprar la paz a Decébalo, en lugar de combatirlo con todas las fueras de que el imperio podía disponer. Este ejemplo, muchas veces repetido por los siguientes emperadores, reveló la debilidad de Roma a los bárbaros, cuyas exigencias fueron en aumento, hasta la invasión general que concluyó con el imperio de Occidente.
Los Cinco Buenos Emperadores (96 - 180 d.C.)
LOS ANTONINOS (96-193).
Los Cinco Buenos Emperadores llevaron Roma a su culmen territorial, económico y de poder: Nerva; Trajano, de origen hispano y gran conquistador; Adriano, querido emperador que realizó grandes reformas y visitó numerosas partes del imperio; Antonino Pío; y Marco Aurelio, pensador a la par que defensor de la fronteras.
Nerva (96-98 d.C.)
Nerva (latín: Marcus Cocceius Nerva Caesar Augustus - 8 de noviembre de 30 - 27 de enero de 98) fue emperador del Imperio romano de 96 hasta su muerte en el año 98.
A su adhesión al trono contaba con 65 años; este reputado senador había dedicado su vida al servicio del Imperio durante los reinados de Nerón, Vespasiano, Tito y Domiciano. Con Nerón como emperador fue miembro del séquito imperial y desempeñó un importante papel en el descubrimiento de una conspiración contra el emperador orquestada por el senador Cayo Calpurnio Pisón (65). Tras esto se le recompensó con dos consulados (71 y 90).
El 18 de septiembre del año 96, el emperador Domiciano fue asesinado víctima de una conspiración palaciega en la que se vieron implicados varios miembros de la Guardia Pretoriana y varios libertos. Al día siguiente el Senado le nombró emperador; como nuevo monarca juró restaurar los derechos que habían sido abolidos o simplemente obviados durante el reinado de Domiciano. Sin embargo, su administración estuvo marcada por problemas financieros y por su falta de habilidad a la hora de tratar con las tropas. Una rebelión de la Guardia Pretoriana en el año 97 casi lo forzó a adoptar al popular Marco Ulpio Trajano como su heredero y sucesor. Tras lo que aproximadamente fueron dieciocho meses de gestión,
Nerva murió de muerte natural el 27 de enero de 98. A su muerte fue sucedido por su hijo adoptivo, Trajano.
Aunque se desconoce gran parte de la vida de Nerva, es considerado por los historiadores antiguos como un emperador sabio y moderado. Esta opinión ha sido confirmada por los historiadores modernos, uno de los cuales, Edward Gibbon, llama a Nerva y a sus cuatro sucesores, los Cinco Buenos Emperadores.
La adopción de Trajano como heredero finalizó con la tradición de los anteriores emperadores, que nombraban a alguno de sus parientes como hijo adoptivo en el caso en que no les sucedieran sus propios hijos.Marco Coceyo Nerva llegó al poder tras la muerte de Domiciano en 96, víctima de una conspiración de la Guardia Pretoriana. Para cuando asumió, Nerva era considerado uno de los políticos más experimentados de Roma, teniendo, a la sazón, 65 años de edad. Nerva había sido testigo de diversas etapas históricas del Imperio, incluyendo la crisis anárquica del Año de los Cuatro Emperadores, por lo que su elección pudo verse motivada por la confianza de sus pares del Senado en que su gobierno, que se preveía corto, sería moderado y restauraría el poder del Senado, mermado seriamente durante la administración de Domiciano, quien vio en la institución un enemigo más para sus intereses. Pronto, el longevo emperador comenzó a enmendar los excesos de la gestión anterior, concediendo amnistías a presos políticos, y liberando senadores, además de devolver propiedades confiscadas a los patricios. Para ganarse el vital apoyo del pueblo romano, alivianó la carga tributaria de los más pobres y repartió 75 denarios a cada ciudadano, además del donativum para la Guardia Pretoriana.
Cercano a su muerte, se suscitó una crisis de sucesión, especial preocupación de Nerva, puesto que podría desencadenar otra Guerra Civil. Con el objetivo de ganarse el apoyo de las tropas, con quienes no podía ser carismático. Así, designó como sucesor al general Marco Ulpio Trajano, decisión acertada considerando su popularidad en el Ejército, que jamás simpatizó con Nerva. Finalmente, muere en 98, pero su sabia decisión de adoptar a Trajano aseguró una continuidad de un gobierno progresista y moderado.
Trajano
Marco Ulpio Trajano (en latín, Marcus Ulpius Traianus) conocido abreviadamente como Trajano (Itálica, Santiponce, junto a la actual Sevilla 18 de septiembre de 53 - Selinus, 9 de agosto de 117) fue un emperador romano que imperó desde el año 98 hasta su muerte en 117. Fue el primer emperador de origen no itálico. Inició la tradicionalmente llamada dinastía Antonina o, según reciente propuesta, Dinastía Ulpio-Aelia.1
Sucedió al emperador Nerva en el año 98. Como administrador civil, Trajano es conocido sobre todo por su amplio programa de construcción de edificios públicos, que reformaron la ciudad de Roma y dejó numerosos monumentos perdurables como el foro de Trajano, el mercado de Trajano y la Columna Trajana. Sin embargo, fue como comandante militar por lo que celebró sus mayores triunfos.
En 101, lanzó una expedición punitiva contra el reino de Dacia gobernado por el rey Decébalo, derrotando al ejército dacio cerca de Tapae en 102, y finalmente conquistó Dacia completamente en 106. En 107, Trajano fue más al Este y se anexionó el reino nabateo, estableciendo la provincia de Arabia Pétrea.
Después de un período de relativa paz dentro del Imperio, lanzó su campaña final en 113 contra Partia, llegando hasta la ciudad de Susa en 116, y alcanzando con ello la máxima expansión del Imperio romano en toda su historia.
Trajano destaca sobre todo como comandante militar, particularmente por sus conquistas en Oriente Próximo, pero inicialmente por las dos guerras contra Dacia, en lo que hoy es Rumanía—su conquista (101-102), luego su reconquista demorada del reino fronterizo transdanubiano de Dacia—una región que había perturbado el pensamiento romano desde hacía más de una década con la desfavorable (y, para algunos, vergonzosa) paz negociada por los servidores de Domiciano.9 Durante el reinado de Trajano uno de los más importantes éxitos romanos fue la victoria sobre los dacios. La primera confrontación importante entre los romanos y los dacios aconteció en el año 87 y fue iniciada por Domiciano.
Trajano enfermó y falleció mientras volvía a Roma. Fue deificado por el Senado y sus cenizas se enterraron bajo la Columna Trajana. Le sucedió su sobrino segundo y pupilo Adriano.
Juicio sobre los Antoninos. —
La época de los Antoninos, que ocupa casi todo el siglo II de nuestra era, ya hemos dicho que constituye el periodo más brillante del Imperio romano. La virtud reinaba en el trono, la justicia y la moralidad en el gobierno, y la paz, el orden y la prosperidad en todas partes. Y todo esto, después de los emperadores monstruos de la casa de Augusto, y después del feroz Domiciano. Se necesitó la reunión de tan bellas cualidades en aquellos emperadores de origen español, para reanimar el mundo romano, amenazado de próxima ruina al advenimiento de Nerva.
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